Ayer, de nuevo, Madrid fue rechazada para albergar unos JJOO. La prensa española se enerva alegando la corrupción de los miembros del COI, haciéndose las víctimas de una ética fatal que lleva a España, pulcra e inocente, a un rechazo mundial injustificado. A mí, sinceramente, me da la risa.
Imaginemos por un momento que se trata de una elección limpia de corrupciones, lobbies financieros y demás agentes externos a lo que es verdaderamente el deporte. Pensemos qué ofrece Madrid ahora mismo como garantía para ser la sede de un evento deportivo de tal calibre. ¿Solvencia económica? ¿Clima social estable? ¿Unos juegos 'low-cost'? Nada de ésto puede ofrecerse. Un país con el 27% de paro no puede llegar a una elección y pensar que es la ciudad del milenio y se lo van a dar con la gorra. La gente es cada vez más pobre, este año hay un 22% más de empresas que no pagan a sus empleados, recortes en servicios públicos muy severos, las grandes empresas siguen tributando fuera del país, los políticos peor valorados de la historia por la ciudadanía, manifestaciones diarias, etc. De repente, nos embarga una ilusión ficticia, por la cual creemos merecer algo bueno, un premio a nuestra 'gran labor' durante todos estos años, pero ¿de verdad España da una imagen adecuada para ser el lugar donde se celebren unos Juegos Olímpicos? Definitivamente, no.
Vamos a Buenos Aires con dos argumentos: tenemos el 80% de infraestructuras hechas y haremos unos Juegos con 1500M de €. Suena bien. El problema es que chirrían los oídos, cuando no se entiende por qué van casi el doble de representantes españoles a Buenos Aires con respecto a los que llevó Japón o Turquía (a coger canapés, intuyo). Por no hablar de la explosión que resulta a los oídos y al sentido del ridículo escuchar a Ana Botella hablar 'magic english'.
Ahora acerquémonos a la realidad, al mundo podrido, al mundo donde todo el mundo tiene un precio. Ahí llegan los lobbies a marcar el destino de los JJOO y su sede. De repente, no puedo dejar de imaginar a todos los miembros del COI con cara de Clay Davis, personaje mítico de la serie The Wire. Este personaje era un senador de Baltimore que cobrara dinero por apoyar a quien fuera, sin dar garantía de que verdaderamente lo haría. De eso va el mundo. ¿Deporte? ¿Valores? ¿Superación personal? Fachada, basura. Estamos hablando de dinero. Cuando hablamos de los Juegos Olímpicos, no hablamos de deporte, hablamos de rentabilidad. Cuando hablamos de deporte profesional, hablamos de industria. Cuando hablamos de ser sede de algún evento deportivo, hablamos de concesiones a empresas. Pero, eso sí, todos ustedes, pónganse una manta en la cabeza y comiencen a correr chocándose contra todo y gritando que los corruptos son los demás. Si se quita la manta, desearán no haberlo hecho, y si no se la quitan, desearé asesinarles por mantenerse en una profunda inopia cubierta de un nacionalismo vomitivo que no permitirá que este país se acerque siquiera a lo decente.
Este es el mundo de Clay Davis, y nosotros solamente estamos preparados, como buenos españoles, para actuar como él en casa, contra nosotros mismos. Y si se ven muy de 'desfasing'. tómense una relaxing cup of café con leche, no vaya a ser que inside of ustedes mismos, encuentren que son exactamente iguales que aquellos a los que critican. The same 'sheeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeit'.
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